domingo, 25 de mayo de 2008

Los Uruguayos Somos Muertos de Hambre



por Marchelo Mariñorelatorcero@gmail.com

Decidí poner “somos muertos de hambre”, porque capaz que si me excluyo del título, peco de soberbio y poco humilde. Si vos hacés una reunioncita, todo el mundo viene a “darte un beso”, aunque tengas para invitar refuerzos de mortaleda y algún refresco de los baratos; pero si no “hacés nada”, te pegan una llamadita tipo las diez, diez y media de la noche, cuando tu cumpleaños está por terminar…

Me ha pasado en un caso personal, que me invitaron a una cena y no contaron que yo ya no voy a todos lados solo, que tengo pareja, que ya pienso y siento de a dos. Muy diplomáticamente dije que agradecía la invitación, pero que al tener pareja y todo lo que eso implica, donde no puedo ir yo con ella, no vamos ninguno de los dos.

No me seduce la idea gastronómica de ir a un tenedor libre y comer como un “cerdo” -como lo hacen mis queridos compatriotas- porque por ejemplo, en esos restaurantes no cocinan tan bien como lo hago yo que me considero un artista y tengo el título de Técnico en Gastronomía. Y por lo general, esos tenedores libres son de medio pelo para abajo, y no cocinan con el amor y el gusto que lo hago cuando cocino para me novia o para mi familia.

Lo que me seduce es el encuentro social, la charla amena entre las personas que se reúnen en una mesa para compartir además de la comida, un momento agradable, disfrutando de la mutua compañía.

“Me acuerdo que en muchas campañas políticas cambiaban un choripán y un vaso de vino por un voto.”

Me acuerdo que en muchas campañas políticas cambiaban un choripán y un vaso de vino por un voto. En Uruguay cuando queremos agasajar a alguien lo invitamos a comer y así cerrar un negocio o conquistar a alguien. Todo lo arreglamos con el estómago lleno. Estar bien atendidos es comer bien, es tomar bien, no importa si el mozo te tiró la comida por arriba de la mesa o si los refrescos y la cerveza estaban calientes. Importa la abundancia e importa que nos alimenten el “ego estomacal”. Como los helados de aquella heladería que eran horribles, pero gigantes a la vez.

El otro día fuimos al Mercado de la Abundancia y nos sentamos en una mesa. Estuvieron media hora en atendernos, y cuando lo hicieron nos cambiaron de mesa y pedimos tres vasos. ¿Tres vasos para qué? – nos preguntaron. Ahora viene un amigo y quiero invitarlo con un vasito de refresco, contesté molesto por la pregunta estúpida de una moza 100 % estresada por la cantidad enorme de trabajo, la falta de personal y la poca delicadeza para servir las mesas. Además, tuve que pedir una carta prestada y llevar yo mismo los vasos a la mesa nueva en la que nos pusieron.

Una hora después de habernos tomado el refresco tibio que nos trajeron y viendo que los espectáculos no continuaban pregunté: sigue el espectáculo o nos tendremos que ir. La moza nos dijo: no sé, la organización es un desastre. Y el servicio de Uds. también, le respondí como diciendo, vamos a no hablar de desastres. Es cierto, me respondió y agregó enfáticamente: “tendrían que levantarse e irse sin pagar…”

“Y yo pregunto, si los uruguayos que somos tan muertos de hambre, que sabemos que para decir: “estuvo lindo ese lugar” nos fijamos como estuvo la comida y la atención…”

En los restaurantes o cantinas, no saben que tiene que haber un comboy por cada mesa. El mozo muy apurado y sin ni siquiera pedir permiso, tomó el salero de nuestra mesa y se lo llevó. Cuando nos trajeron las aceitosas papas fritas, le tuve que pedir a la Sra. de al lado si no me prestaba el salero, ya que el mozo se lo llevó de nuestra mesa.

¿A dónde voy con todo esto? Al mal servicio que tenemos en Uruguay. Que unas simples papas fritas, un refresco de a litro y una cervecita chica salieron 180 pesos y lo único que sacamos en limpio de esa velada, fueron los cuatro tangos que escuchamos cantar con la amplificación de juguete que había, y el “olor” tremendo a frito que salía de la cocina de esa cantina.

Y yo pregunto, si los uruguayos que somos tan muertos de hambre, que sabemos que para decir: “estuvo lindo ese lugar” nos fijamos como estuvo la comida y la atención, ¿por qué no nos damos cuenta de que las cosas siempre hay que sacarlas bien, que los mozos tienen que ser amables, ya que nosotros los consumidores somos los que dejamos el dinero con el cual ellos viven.

“…Pero para hacer feliz a un hombre que tiene claro lo que quiere en la vida, no se lo hace feliz con un “comidita”…”

Pero también me pasó otro caso personal que quisieron arreglar con “una comidita”. Un día pedí que fueran a buscar a mi novia a la casa, la cual queda a 25 cuadritas de mi casa. Me dijeron que no, porque se desviaban de camino y que ella se tomara un taxi a casa que ellos me daban la plata.

No me llamo 50 pesos del taxi, ni tampoco me llamo como se llaman ellos ½ litro de nafta para ir a buscar a alguien que yo quiero, que no fui personalmente porque no me sentía muy bien y porque son menos de 10 minutos el trámite. Después de mandarlos a donde siempre mandamos a la gente cuando estamos enojados, me “invitan” otro día a “tomar algo” a mí, a mi novia y a mi abuela. Pero claro, el medio litro de nafta para venirnos a buscar y luego traernos, pesan mucho en un presupuesto que en el cual están incluidos los escoceses etiqueta roja.

¡Y me vienen a hablar de comida, quieren arreglar con una comida!. Para hacer feliz a un niño lo conquistamos con un dulce; para hacer feliz a un mendigo le damos un pedazo de pan viejo; para hacer feliz a un pobre, le damos lo que nunca tuvo. Pero para hacer feliz a un hombre que tiene claro lo que quiere en la vida, no se lo hace feliz con una “comidita”; porque esa “comidita” no está hecha con el amor y el cariño que la gente en general le niega a las personas que lo necesitan y que tienen el derecho a recibirlo.

¡¡¡ Basta de Uruguayos Muertos de Hambre !!!. Basta de precios altos a los productos básicos de la canasta familiar. Basta a los comerciantes que roban detrás de los mostradores. Basta a los que quieren legalizar la droga y el aborto porque van prendidos en el curro e indirectamente se van a beneficiar con la legalización. Basta de gente con hambre estomacal y de hambre espiritual por el mundo. Jesús el Nazareno, para nosotros los cristianos el hijo de Dios, un día dijo: no voy a regalarte un pescado porque tenés hambre, te voy a enseñar a pescar para que comas todos los días. Y vamos a hacer eso, enseñar a pescar a la gente con la cabeza, para que no le coman la cabeza por el estómago. Qué así sea…

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MARCHELO MARIÑO

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