martes, 8 de noviembre de 2011

Esos Sueños que Dormían hasta que Alguien Vino y los Despertó


por Marchelo Mariño
relatorcero@gmail.com

La historia de este pedacito de sueño comenzó cuando en el Face me dijo que había estudiado locución y periodismo en el Ateneo de Montevideo y que su sueño (o uno de ellos) era tener un programa de radio.

Enseguida pensé: me está jodiendo esta chica, hace varios años que tengo la radio, que le doy a la gente la oportunidad que nadie les da en este medio de tener sus programas y estoy llevando adelante una radio solito. Hasta pensé, es una lindísima estrategia la de esta chica para acercarse a mí hablándome de que le gustaría tener un programa en la radio…

Pero me di cuenta que era en serio cuando empezó a instalar programas, a hacer grabaciones, a pedirme que la ayude a sacar el programa adelante. También me llamó la atención, en las más de 8 horas que estuvimos conectados chateando y hablando por skype, que de la radio hablamos un porcentaje mínimo de tiempo, pero que el resto de las horas, hablamos de la vida, del amor, de nuestro país y de los sueños.

Es cierto que prometí no escribirle nada, y menos una canción, pero el diablo me pinchó fuerte a las 4 de la madrugada y me dijo: escríbele algo, igual ya sabes cómo es esto de las relaciones humanas, si la gente te tiene que mandar a la mierda lo va a hacer tarde o temprano.

Un día me dijo que yo había revivido un sueño suyo. Nadie, revive la muerto; solamente lo despierta.

“Yo volvería a Uruguay si tengo realmente un sueño por el que luchar” - me dijo sin más vueltas que las calesitas. Me agradeció que yo le hubiera servido de nexo o de tierra entre nuestro país y su vida. Lo cual confieso, que no he hecho nada de extraordinario. Simplemente le dije lo que le digo a todo el mundo: ¿quieren hacer un programa en la radio?

Lástima que ahora no tenga más ganas de mirar a una dama con otros ojos que no sean las dos pupilas color miel que heredé de la mezcla de ojos verde de mi madre y ojos negros de mi padre. Es una verdadera lástima, porque una personita así da ganas de mirarla con las retinas del corazón.

Me ha encontrado en una etapa de mi vida que nadie me baja más la guardia. Que soy fuerte y duro como un roble porque me he dado cuenta de que sufrir es una pérdida de tiempo…

Es verdad que a los dos nos gusta volar. Unas personas prefieren usar siempre paracaídas y otras, preferimos volar bajito, como un gorrión. Porque somos libres como el viento y no tenemos amo ni patrón; y nos movemos por instinto, de rama en rama, y de balcón en balcón.
Tiene una sabiduría tan hermosa, una mirada fresca y dulce, una voz clara, diáfana y cristalina, que vale la pena que el destino la tenga siempre más cerca que lejos de mí.

Encuentro paz en sus palabras y me olvido de que las horas pasan y parecen instantes nada más.

Recuerdo con alegría el humor que tuvimos cuando le dije que tenía un wok. Que dicho está de paso, nunca supe bien para qué me lo compré; y ahora que la conozco a ella, quiero pensar con ironía que lo hice para un día cocinarle verduras salteadas y cosas por el estilo. Los cocineros somos celosos de los útiles de cocina, pero a cambio de que me robe el maldito wok, quiero que me regale una sonrisa… por minuto.

Sinceramente no entiendo nada de esta situación. Por momentos siento que ella es mi maestra en la vida, mi guía espiritual y por momentos me siento yo su gurú cuando le digo que se tiene que tomar todas las mañanas una cucharada de maldad en ayunas. No entiendo bien su pasado ni puedo atar muy bien esos cabos sueltos de esta niña de sonrisa tierna que nació dónde nace el sol de nuestra patria. A vuelo de gorrión, es decir bajito, puedo ver que ha sufrido y ha llorado y ha vivido cosas quizás no tan lindas como los sueños que duermen solos, con la nariz fría, sin ni siquiera una almohada que la abrace. Qué más da verla de pijama a través de una web cam y verle esa naricita fría, si los payasos nos tenemos que pintar la nariz antes de empezar el show. Acá nos ahorraríamos el maquillaje, el disfraz y hasta nos quedaríamos con las ganas de darle calor humano, sabiendo de antemano que los hombres nunca abrazan a las mujeres cuando duermen, ya que después que la sección de mimos termina, se dan vuelta y dicen buenas noches.

Antes de irse a dormir me dijo: “recuerda esto y recuérdamelo a mí cuando haga falta: El mundo piensa de ti, justo lo que tú piensas de ti”. Entonces debe pensar maravillas de mí, contraataqué sin tartamudear ni un segundo…

Agregó además de nuestras charlas, una frase digna de un cuento de Hadas: “eres el rey de los límites de tu castillo” y me dijo que esos límites eran los que yo pusiera. “Solo digo que el rey se encierra solo y solo decide romper las murallas que lo aíslan” me dijo con la sabiduría de una gurú que apenas está besando los 30 veranos.

Y ya que le gusta la literatura con ese comentario, le seguí la corriente: porque si es tan grande el castillo, ya que no tengo límites ni murallas, necesitaré la mejor reina. Procuraré buscar a alguien parecida a vos para ese cometido, sabiendo que para hacer literatura romántica no necesito ser cursi.

No le gustan las murallas al igual que a mí, pero le dije a su carita de dormida, antes de que los angelitos vinieran a llevarla a dormir, que a mí tampoco me gustan las murallas, que las odio; pero amo a las reinas. Cuando ella me decía, no sé si dormida o más despierta que de costumbre, que su imaginación no tiene murallas.

Y en vez del besito de las buenas noches, le dije: que descases solita. Nunca estoy sola, respondió casi instantáneamente. Si no vas al Ermitage no tendrás ese problema (porque si viene a Uruguay tiene que descansar del avión unos días, ya que no le gusta para nada volar). Volar en aviones debí decir, porque su imaginación no tiene límites.

Claro, las opciones son dos, pasar unos días en el Hotel Ermitage para descansar del viaje o quedarse con un servidor para comer verduras salteadas al wok. Pero si se quedaba en el Ermitage, va a dormir solita. Y si prefería las verduras al wok, no iba a tener ese problema. Y por si no lo entendió le pregunté: me explico? Si, te explicas, me respondió la payasa de roja nariz de pijama con ositos y maripositas.

Quien sabe señores si los sueños que parecen muertos, resucitan. Como lo hizo Jesús y como lo hacemos todos los días los seres humanos. Porque me parece que los sueños no mueren, se duermen y se quedan en un estado cataléptico. Nunca supe que es más valioso, si despertar un sueño o haber tenido el coraje y la osadía de soñarlo…

lunes, 7 de noviembre de 2011

La Magia de las Distancias



por Marchelo Mariño
relatorcero@gmail.com

En un mundo tan grande, pero que es tan pequeño a la vez, entre ríos, campos y montañas, entre cielos, mares y abismos, entre todo lo imaginable y lo inverosímil, ahí, en la enorme licuadora de la vida, que mezcla todo haciéndolo homogéneo, ahí la conocí. No fue en ninguna discoteca, donde los tragos anestesian la angustia de la gente y donde el ruido quiere darle sonidos a nuestros silencios. Fue en un mundo tan grande y tan amplio, que la imaginación del hombre se queda sin ganas de nuevas locuras. 

Ella sin conocerme y yo sin conocerla, estábamos descubriendo cosas que quizás muchos todavía están por averiguar. Nuestras vidas habían cruzado apenas unas palabras, cuando ya me parecía que la conocía hace tiempo.

Me contó que su defecto era buscar la perfección en todo y ser un poco calentona. También, lo mencionó como al pasar, que su principal defecto era: "enamorarme perdidamente". No creo que ese defecto este haciendo ahora que el mundo sea algo parecido a lo que dice Santos Discepolo en el tango "Cambalache". No creo que el mundo sea una porquería, porque existan personas que tengan la suficiente valentía de gritar a los cuatro vientos y a los infinitos mundos: yo me enamoro perdidamente. A quien no le encantaría que alguien, estuviera perdidamente enamorada de uno. Sería maravilloso. Hasta daría lo que no tiene uno.

Pensé que no existían personas así en la vida, que tengan la suficiente fuerza espiritual para decir lo que sienten. Y sobre todo, hablar del amor como quien habla de algo común y cotidiano, como algo que se puede palpar, tocar, sentir, gozar, reír, disfrutar y... quizás, soñar.

Su fantasía es nunca dejar de enamorarme, aunque el cobarde miedo la persiga con el cruel y lapidario castigo, de aburrirse de esperar a alguien a quien pueda amar perdidamente con todo su corazón, y que por su puesto, sea correspondido de la misma forma y con la misma intensidad.

Por eso ella dice que no vive en la Tierra. Creo que sus horizontes están fuera de la estratosfera, porque ahí, lejos de la polución ciudadana y de los pecados terrenales, es donde encuentra esa misteriosa paz que todos necesitamos para ser felices. Claro que por eso es cuestionada abruptamente, porque la gente madura y adulta, no piensa en vivir en las nubes.

Ella se emociona profundamente, y hasta le da escalofríos que uno le diga las cosas lindas que quizás la vida, le esta privando sin darle explicaciones. Ambiciona ser feliz aunque cree que no se debe pensar y cuestionar ese detallecito sin sentido, que bastante seguido ronda en su cabeza, y que le deja la duda si estamos en la vida para ser felices, o simplemente, para ser (no se qué, pero para simplemente ser).

No sé si los sueños son sus ideales, o los ideales de los sueños, ¿son sus propios sueños? Son tan simples y sencillos sus sueños, que los hipócritas y los pesimistas mala onda pensarían: ah, pedís demasiado. Pero si conseguir un buen trabajo de lo que le gusta, tener una gran familia y tener buenos amigos es demasiado, se que hay gente en la vida que además de estúpida, no tiene nada. Porque creo que es lo mínimo que un ser humano puede pedir.

Cuando le dije que tenemos tantos sueños, que no nos alcanzaría la vida para cumplirlos. Todos los días matamos sueños, y a la persona que no queremos ser. Ella me respondió: "salgamos a resucitarlos entonces..." Y no creo que existan muchos ángeles en la vida, que salgan a resucitar sueños e ilusiones. Por eso creo que al lado de ella, el mundo se sentiría con más ganas de soñar y de ser feliz.
También le dije que si su imaginación se lo permite, la puedo llevar a cualquier ciudad del mundo, para hacerle despertar una sonrisa). Y ahí me di cuenta que amaba a la libertad, como la paloma ama al cielo limpio de aviones y misiles. "Déjame que agarre el cepillo de dientes y vamos...". Eso fue lo que me respondió casi sin conocerme, quizás en broma o quizás en serio (ojalá), cuando se lo pregunté (quizás en broma o quizás en serio).

En un mundo adicto al desamor, tanto como a la cocaína o a la marihuana, le dije sin conocerla que la quería mucho. Tal vez porque es una sana costumbre el querer a la gente, o tal vez, porque duele tanto el odio y hace más ruido que el mal, que nadie está acostumbrado a decir: “te quiero”. En seguida respondió: "me voy a endulzar demasiado con tanto azúcar... Y creo que el tema no pasa por ahí, si no, unos cuantos diabéticos no podrían vivir la vida. Creo que el tema es las santas y malditas costumbres de no decir: "te quiero".

Le duele el dolor de un doloroso amor (perdonen la redundancia). Aquel a quien le entregó su alma y su alma fue devorada para alimentar su ego, o su hombría o no se que mierda quiso alimentar, con un alma que lo amaba perdidamente. Pero creo que ya lo tiene digerido, o bien mascado, o bien escupido, no sé. Pero siempre queda ese puñal que nos atraviesa la columna vertebral y nos paraliza, porque entregamos todo y no recibimos nada. ¿Quizás no sabemos dar?, o lo peor, quizás no sabemos a quien dar.

Ella me dio la definición más perfecta de lo que es el amor. Nunca antes lo había visto así. "Es el Amor es para lo que vivimos". Le pregunte ¿qué serían nuestras vidas sin amor? Y me dijo: no serían vidas, serían días, horas, minutos.

Ella vive para el amor, porque lo demás son cosas triviales. Esas que como dice Benedetti, “se vuelven fundamentales, cuando vos estas llegando a casa”. Pero esas insignificantes trivialidades, no son nada sin la insignificante enormidad del amor.

Pero claro, tantas palabras para hablar de ella, y sin ni siquiera decir quien es. Lo que pasa, es que cuando se habla de la vida (aunque se personifique en mujer) no hay que dar nombres ni apellidos; solamente decir lo maravilloso que es vivir para conocer a la vida.


29 de enero de 1997



La Felicidad Escondida



por Marchelo Mariño
relatorcero@gmail.com

Les voy a contar una historia que es verdad. Resulta que Andy, una amiga mía, un día creyó encontrar la felicidad y esa incoherente maldita (la felicidad, claro) un día parece que se fue de su vida sin decir esta boca es mía.

Muy triste y apenada se quedó mi amiga, llegando hasta el punto de querer dormir días enteros de siesta y siendo atrapada por un gigante insomnio. La ruptura de una pareja, el fallecimiento del padre, son algunas de las pequeñas grandes cosas que la llevan a no ser feliz.

Recurro a mi libro de anécdotas y me acuerdo del maestro Facundo Cabral cuando dice: la felicidad es un estado de ánimo, siempre se puede ser feliz. A mí me tocó vivir la muerte de mi mujer y mi hija, la ceguera y el cáncer, para darme cuenta que la vida vale la pena. Y que razón que tiene Facundo con todo esto. San Francisco de Asís tenía la fórmula mágica para ser feliz: desear la mitad de lo que queremos, y de eso, esperar muy poco. Es decir, debemos ser felices con lo poco que tengamos en la vida.

A veces me vuelvo impotente porque la quiero ayudar y no encuentro la forma. Hablándole sé que no arreglo nada, haciéndole bromas tampoco. Se me ocurrió enviarle una postal digital y le encantó, pero ni siquiera sé si este cuento va a ser de su agrado.

Me encantaría ser el dueño de la felicidad de toda la Tierra y regalársela envuelta en un lindo papel. Sé que se la merece, pero... eso no se compra, ni se hereda y se regala, eso... se siente. Todos debemos ser el autor de nuestras vidas, el arquitecto de nuestro propio destino y el profeta de nuestra propia religión.

Hoy me desperté de un lindo sueño. Soñé que Andy era feliz. Y eso es lo que estas líneas pretenden, regalarle la felicidad que tanto está buscando. Pero no soy tan pretencioso, mis cuentos no la van a hacer sonreír, pero (y sin pero) la van a hacer meditar un poquito.


7 de mayo del 2000


domingo, 6 de noviembre de 2011

El Destino tiene cosas Mejores



por Marchelo Mariñorelatorcero@gmail.com

Dieciséis horas nos habían quedado en el recuerdo de aquel domingo de principios de enero de 1998. La tarde se había puesto fantástica. Los Álamos, los Paraísos y el Jacarandá del jardín de mi casa, daban la sombra con la que siempre soñó el Tata cuando los plantó. Parque del Plata y el sol, formaban el lugar más querido por mí en la Tierra. No estaba feliz, - es cierto -, pero me sentía en paz. Quizás por hacer un balance de todas las cosas de mi vida y entender casi todo. O tal vez quizás, porque sabía exactamente lo que me pasaba.

Venía de una relación amorosa trunca. El desamor me pegaba algunas que otras trompadas. Todas las mujeres que quise en mi vida se convirtieron en nada. Incluso mi última, única y amada novia: Nathalia. Eso tendrían que haber sido siempre, luego de no lograr ser ese medio átomo que existe en el universo para cada uno. O como dice Marianella, esa alma gemela, como el signo de Géminis. Esa persona que siempre soñamos y buscamos hasta el cansancio. Ese corazón que nunca sabemos si algún día entrará a nuestras vidas. Y yo al igual que ella, y desde que tengo memoria, busco esa persona que de una maldita vez por todas, me llene la vida como Dios manda.

Nunca tuve a una mujer por maestra y amiga. Nunca nadie, en tan poco tiempo, me enseñó tantas cosas obvias pero inimaginables. Nunca nadie me enseñó a que me valorara y me respetara a mí mismo. Nunca nadie me hizo sentir que por algo estamos vivos. Un día me hizo ver que para entender y valorar a las personas que son como nosotros, para aprender a ser menos bobos y más vivos, primero tenemos que ser imbéciles.

Alguien un día quiso matar sus sueños y ese ingenuo perdedor, empezó a sellar su certificado de defunción. Marianella quería estudiar, trabajar, ser arquitecta, pintar, cocinar, bordar, ser feliz. Claro, quien no soñó alguna vez, no puede saber lo que es un sueño. “Tarde o temprano, se que las cosas cambiarán, que luchar no es en vano, hay tantos sueños que rescatar, de que sirve la vida, si uno no puede ser feliz...” Así dice la canción, de que hay tantos sueños que vivir, que no puedo creer que todas las personas no tengan uno. ¿De qué sirve la vida si uno no puede ser feliz?. Creo que sin eso, la vida sería un montón de minutos, segundos, días, meses, horas y años. Y eso estaría condicionado a la relatividad del tiempo. La vida sin sueños, sin amor y sin ser felices, creo que no es vida.

Cuando me dijo que su sueño era llevarle el título de arquitecta a su madre, pensé: ¿qué puedo hacer yo para que eso se cumpla? Mi computadora está quedando obsoleta. Qué lindo pretexto para actualizarla, instalar todos los programas que sirven para arquitectura y decirle a Marianella: “¿empezamos a cumplir el sueño?”. Algo creo que debe quedar del Tata que era ayudante de arquitecto. Algunos compases y esas cosas, las tiene mi prima, pero a mí me quedó una cinta métrica de 15 metros, que nos puede ser de mucha utilidad.

Solito comprendí, mientras soñaba con su sueño, que mi angustia y mi dolor no eran por nadie en especial, sino, porque me dolía lo que más duele en la vida: el vacío. Dice Joan Manuel Serrat: “ay mi amor, sin tí no entiendo el despertar, ay mi amor, sin tí mi cama en ancha, ay mi amor, que me desvela la verdad, entre tú y yo la soledad, y un manojillo de escarcha”. Y es cierto, no es que en el amor podamos sentir la ausencia de alguien, - porque quizás esa persona no tiene presencia -, sino, que nos duele el vacío, que se manifiesta más fuerte, cuando llegan a nuestras vidas personas que no pueden derrotarlo.

Al sentirnos huecos, necesitamos imperativamente, muchas personas que nos hagan sentir llenos. Pero ese abismo no lo llena cualquiera, solo las personas que nos hacen sentir vivos. Y para eso hay un ejemplo fantástico, maravilloso e inédito: “mis padres llevan 36 años de novios”. Eso, creo que me emocionó tanto, como la emociona a Marianella cuando lo cuenta con orgullo. Yo daría lo que no tengo porque algún día, - cuando los años pasen y el amor siga cada vez más vivo -, pueda sentirme así. “El amor es el arte de transformar lo transitorio en eterno... que importa cuando comienza, si nunca va a terminar”. Esta frase la escuché en una serial televisiva que se llamaba: de poeta y de loco. Y hay que tener mucho de eso para imaginarse que el amor es así. Y yo creo que es y debe ser así; solo nos resta encontrarlo.

¿Cómo le explico a Marianella que me gusta estar con ella, - porque me siento reflejado como en un espejo -, en la manera que tiene de pensar y sentir en la vida? ¿Cómo le digo que cuando estoy con ella siento que alguien me protege y me llena de paz? ¿Cómo podrá entenderme que no quiero estar con ella para llenar ningún vacío que dejó nadie, sino, para poder descubrir que la vida tiene otro sentido más profundo? ¿Cómo decirle y que mis palabras alcancen, que quiero que ella cumpla sus sueños y se sienta como lo que realmente es: una reina?.

Cuando vi la película: “Caballos Salvajes”, me impactó mucho una frase: “carajo, que lindo que es estar vivo...” Y es muy bueno estarlo, aunque nos podamos sentir más muertos que otra cosa. Porque solo nos resta esperar a que los sueños se cumplan y en el medio de todo, pelear para que así sea.

Cuando cumpla el sueño más importante de mi vida, es decir, encontrar a una mujer que me haga sentir vivo y con la que realmente pueda vivir el amor, voy a tratar insistentemente, que se parezca a Marianella. Que sepa lo que quiere; que sea madura; que no le tenga miedo a la vida; que tenga proyectos, sueños e ilusiones; que pelee por lo que quiere; y sobre todo, que esté dispuesta a entregarse entera al amor. “Me libré de la cadenas la noche que la conocí, cuando me di cuenta que entregarme, era empezar a vivir...” Y que razón tiene Facundo con todo esto. En el amor, tenemos la libertad de elegir todo aquello que amamos. El amor no nos ata si realmente es amor; al contrario, no libera, nos hace vivir.

Ese día será fantástico, será una fiesta, será decisivo. La depresión será un cementerio vacío de mis penas. Los días serán soleados, - aunque hayan nubes -, cuando alguien me encandile con su mirada.

Mientras tanto, y aunque no alcance con un simple gracias, debo gratificarle a la vida y a Dios, la maravillosa oportunidad que me dio de conocer a Marianella y entender, que siempre el destino puede tener cosas mejores para regalarnos.


setiembre de 1998

Tratar de Convencerla



por Marchelo Mariño
relatorcero@gmail.com

Tené en cuenta que una mujer no regresa con un novio al cual abandonó porque éste le insista o le diga que la quiere. Para que una mujer regrese con un novio que abandonó tiene que sentir que es ella la que lo quiere a él.

No tiene ningún sentido que tratemos de despertar sentimientos en ella por medio de la declaración de nuestros propios sentimientos. Si ella no quiere estar a nuestro lado por X motivos y nosotros le decimos la maravillosa frase “Pero yo te quiero…” la lógica respuesta de ella debería ser “Ya se que vos me querés… y la verdad es que no me importa… ¿o no se nota?”. Pero claro, como no les desagrada tenernos ahí cerca alimentándoles el ego, no nos la dicen.

Como decíamos antes para que una mujer regrese con un novio que abandonó tiene que sentir que es ella la que lo quiere a él. Y para que ella se de cuenta de que te quiere tiene que sentir que no te tiene.

Si tratás de convencerla con palabras, ruegos y declaraciones de amor la vas a alejar cada vez más.

Marchelo: El poder de la mente y de los sentimientos es más fuerte que cualquier barrera. Nada nos impide tomar una decisión de por ejemplo, llamar por teléfono a nuestra ex pareja. ¿Pero qué es lo que no nos lleva a hacerlo? Y acá no estamos hablando del miedo o la cobardía, estamos hablando de la convicción de que nosotros mismos tenemos que tenerla clara y saber por qué no movemos un dedo por esa persona.

La rebeldía de luchar por las cosas que queremos es lo que nunca ninguna persona tiene que perder. Serrat dice en una canción: que nunca vuelve aquello que se pierde, y la marea sube y luego baja.


Si te Vas - Alfredo Zitarrosa

Si te vas, te irás sólo una vez,
para mí habrás muerto.
Yo te pido que me lo hagas saber,
quiero estar despierto.
Porque si te vas, yo quiero creer
que nunca vas a volver.
Dímelo y será mucho menos cruel,
yo siempre supe perder.

Si te vas, quiero verte partir,

saber que te has ido.
Sin adioses, el amar y el morir
nunca son olvido.
Pájaro tu piel, viento mi querer,
yo te puedo comprender.
Sin saber por qué no te podrás ir,
yo te quiero despedir.

(Estribillo)

Y no será por eso
que estemos separados.
Aunque no te marcharas,
lo nuestro está terminado.
Pero si te vas, yo quiero creer
que nunca vas a volver.

Si te vas, con amor o sin él,

debes irte ahora.
Tus nostalgias y tus fugas de ayer
ya no me enamoran.
Mírate vivir, sangre de gorrión,
te ha faltado corazón...(*)
Yo bien puedo ser, si te quieres ir,
el que te ayude a partir.

Si te vas, no te vayas así,

llévate tu vida.
Si no puedes olvidarme y partir,
volarás herida.
Vete sin dolor, debes comprender
que soy el mismo de ayer.
No hay mejor amor que el que ya pasó,
se siente al decir adiós.
(*) O, "tu apartado corazón".

Aquí les puse la letra de una milonga de Alfredo Zitarrosa.

El Verdadero Objetivo



por Marchelo Mariñorelatorcero@gmail.com

Cuando nuestra novia nos dejó creemos que el objetivo que debemos cumplir para estar bien es recuperarla. Ese el primer error que cometemos al pensar con el corazón. Lo que debemos lograr no es que nuestra novia regrese. Lo que debemos lograr es volver a sentirnos bien. Con ella o sin ella.

Marchelo: Muy cierto, un día me prima me preguntó si yo podía vivir sin mi ex esposa, Y le dije: mi felicidad está por encima de cualquier mujer, yo tengo que ser feliz sea como sea. Entonces Marce, no la amás realmente, porque si la amaras, no podrías vivir sin ella.
Lo que pasa es que las personas que se marchan de tu vida es porque no les interesas en lo más mínimo.

Nadie abandona el barco porque en el amor verdadero no existe la cobardía. Los amores cobardes no llegan ni a historias ni amores se quedan ahí. Ni el recuerdo los puede salvar, ni el mejor orador conyugal. Eso dice una canción de Silvio Rodríguez: Oleo de una mujer con sombrero. El miedo y la cobardía son la antítesis del amor. Como en el poema: No te salves de Mario Benedetti: cuando dice que si te salvas, no te quedes conmigo. Si sos cobarde y no te jugás por las cosas que amás en la vida, es mejor dejar que una persona se vaya de nuestro lado.

Nadie juega para perder en la vida. Yo al menos no lo hago. Y si queremos perder, es porque pensamos que ese partido no es importante ganarlo…

martes, 26 de abril de 2011

Uruguay: República Oriental de los Egoístas

por Marchelo Mariño



Recuerdo como si fuera hoy lo que decía el Prof. Washington Reyes Abaddie en la clases de Historia en la Facultad de CC. de la Comunicación: somos el paísito del labarito seguro, la quintita aparte, el matecito con la patrona…

Cuando mi apreciado profesor decía esas cosas, a mis 23 jóvenes años pensaba que nos estaba haciendo un chiste para hacer más amena la clase. Un chiste tomado de la realidad y que refleja lo que hoy, a los 36 también jóvenes años, puedo pensar y afirmar.

Estamos solo en un país que tiene casi tres millones y medio de corazones más solos que Pinochet en el día del amigo.

Los uruguayos somos “tranquilos”, por no decir boludos y por no caer en el término “pelotudos”, que los porteños la dan otra acepción. Si el uruguayo ve algo mal, no se calienta; al contrario, lo ve como parte de un sistema que no le interesa cambiar.

Dicen que si protestás sos comunista o socialista. Pero que drama hay, si ahora casi todo el país votó a los comunista y a los socialistas. La gente en la calle que no sabe nada de política, se cree que el comunismo y el socialismo son la misma cosa.

Protestamos absurdamente haciendo paros de transporte. Y la gente se queda a pie, se queda sin volver a sus hogares, en una ciudad que el transporte colectivo es tan malo como los dirigentes que hacen que vivamos en un país que mira para afuera y saca por las dudas el pasaporte.

Saben a quiénes nos parecemos los uruguayos: a los chanchos. Esos que comen y tiran la batea. El uruguayo estando bien ellos, les importa un carajo el indigente, el discapacitado, el pobre, el que pelea todo el día para ganarse la vida, y sea más importante el que no hace nada. Qué verdad dice Arjona con la canción que dice: “porque no es bueno el que ayuda si no el que no jode”. Acá si no hacés nada, si no movés un pelo ni un dedo, sos el uruguayo macanudo. El piola, el simpático, el crack. Acá si decís: yo me quiero preparar para ser lo mejor en la vida, te miran con cara de traste (y no traste de instrumento de cuerda) y te llaman pedante.

La gente no sabe, que acá para ser uruguayo, primero tenés que ser conformista y hacer un cursillo rápido en la universidad de la mediocridad.

Recuerdo cuando estudié Literatura, José Martí decía en el ensayo: Nuestra América: cree el aldeano vanidoso que el universo termina en los límites de su aldea… y con tal de que su enemigo no crezca y que él tenga lo suyo, ya tiene su vida satisfecha. ¡Y qué triste ser así!. Personalmente quiero que a mi enemigo la vaya 1000 puntos y que a mí me vaya mejor. No vivo con lo que le pasa a la gente, vivo con lo que me pasa a mí. Pobre vida espiritual tiene aquel que se preocupa por la vida de los demás.

Un día me dijo una persona: ¿por qué no compartir? Si todo el mundo tiene acceso a todo hoy en día. Y el que es mejor es mejor y va a llegar por un camino u otro a alcanzar su objetivo. Claro, entiendo a los que son garrones y quieren que le des la gallina de los huevos de oro y ellos no te dan ni una pluma.

Me acuerdo el día que me vine del Mercadito del Puerto con casi un kilo de lomos de merluza. ¿Y qué tiene de raro esto?, a que mí no me gusta el pescado… Y si no voy a comprar pescado para la gente que quiero porque a mí no me gusta, ahí “SI” sería un egoísta.

Recuerdo cuando un conocido me decía: acompañame al acto político que vamos a hablar con el dueño de una radio para ver si conseguís trabajo. Yo lo acompañaba al acto, pero al dueño de la radio nunca lo conocí. O aquel que me dijo: vamos que te llevo de segundo relator y cuando estuve allá estaba de pinche, de pibe de los mandados, comiendo de vez en cuando con los pocos pesos que había llevado de Montevideo. Cuando la gente juega con la ilusión de las otras personas y piensa solo en ella, me da ganas de matarla.

Pero existe una fuerza superior en el universo que un día va a armonizar todo y va a hacer justicia. Muchos le llaman Dios, otros, destino. Muchos besan la foto de Jesús y le llaman “flaco”, pero él no murió en la cruz para que la gente curre en su nombre, sino, para que se den cuenta de todo lo que nos enseñó.

Por eso mis amigos lectores, bienvenidos si nunca entraron, a la República Oriental de los Egoístas. Un país bien al sur, pero en el culo del mundo de los inteligentes…

¿Crees que la única fuerza que mueve al mundo es el amor?

MARCHELO MARIÑO

MARCHELO MARIÑO
Un Hombre "Todo Terreno"

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Montevideo, Montevideo, Uruguay
Porque las ideas, siempre y cuando sean buenas y sean ideas, valen la pena. Por eso, cuando uno tiene ideas tiene "poder". Por eso respetamos el valor de las ideas. (Y con esto no queremos copiar una frase de una institución financiera)... Marchelo Mariño
 
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